La guerra de los aguacates
Desde 1914, los aguacates mexicanos
no podían entrar a California, Florida y Hawaii. La excusa era que
traían una plaga: la mosca de la fruta. Eso nunca se pudo demostrar.
Sin embargo, esa prohibición sí
protegió a los 7 mil productores de California, de donde salen 9 de cada
10 aguacates estadounidenses.
Desde 1997 los aguacates mexicanos
empezaron a entrar a Estados Unidos debido al Tratado de Libre Comercio
(TLC) hasta colarse en 47 de los 50 estados norteamericanos.
Pero no fue hasta el pasado 1 de
febrero, tras muchas presiones, que el mercado se abrió a todo el país.
Cedió como chip en guacamole. No tenía lógica que el país más
capitalista del mundo fuera, también, un proteccionista aguacatero.
Y ahora viene la guerra del aguacate.
Miedo en el campo
Los agricultores californianos
temen que los aguacates mexicanos de importación invadan el mercado
norteamericano, les quiten clientes y bajen el precio de esta fruta –no
es verdura. Sin embargo, estas son las nuevas reglas del juego.
Todos parejos o todos chipotudos.
México puede importar aguacates a todo Estados Unidos para sus ensaladas
y sandwiches sin restricciones. Y ahora Estados Unidos -mucha atención-
va a querer hacer lo mismo con el maíz y el frijol que exporta a
México. Ya veremos si México está preparado para esa guerra.
Lo malo para los aguacateros de
California es que la guerra verde comienza en mal momento. Hace poco
sufrieron unas terribles heladas -perdiendo una tercera parte de su
producción- y nada parece moverse en el congreso, dominado por los
demócratas, para legalizar a los trabajadores del campo que tanto
necesitan.
Lo más curioso del caso es que son
campesinos mexicanos -igual en Uruapan, Michoacán que en San Diego,
California- los que pizcan los aguacates de los árboles. En el fondo,
estamos hablando de una fruta mexicana.
Los aztecas le llamaban "ahuacatl" y los conquistadores españoles quedaron prendados de su sabor y consistencia.
Ya luego le atribuyeron propiedades
sexuales -era una especie de viagra verde y natural- y no fue hasta
1856 que se registró en Los Angeles el primer árbol de aguacate
proveniente de México, según reporta el escritor Kent Harper.
Y ahora Estados Unidos, que tiene
el ejército más poderoso de la historia y una larga racha de invasiones,
corre el riesgo de ser invadido... por aguacates mexicanos. Pero la
cosa no es tan grave.
México es el principal productor de
aguacate del mundo -exportará 220 mil toneladas de aguacate en el 2007-
y Estados Unidos uno de los principales consumidores. (En el pasado
Super Bowl se consumieron 107 millones de aguacates para guacamole en un
solo fin de semana). Tiene sentido, pues, que los vecinos cooperen.
Ventasen aumento
Hay más. Se espera que las ventas
de aguacates mexicanos a Estados Unidos aumenten 25 por ciento este año.
Y este aumento significa más trabajos para campesinos en México. Y eso
es bueno.
Son miles de campesinos que, si son
bien remunerados, no tienen por qué emigrar al norte. (Ojalá que sus
jefes compartan las nuevas ganancias millonarias con sus trabajadores
¿no? Ahí se los dejo de tarea a la Secretaría de Agricultura en México).
Este modelo del aguacate, por
llamarle de alguna manera, puede aplicarse con éxito en otras áreas. El
nuevo presidente de México, Felipe Calderón, tiene razón al argumentar
que la única manera de detener significativamente el flujo de
trabajadores mexicanos hacia Estados Unidos es creando buenos trabajos
en la república mexicana.
Una fuerte inversión
Si Estados Unidos quiere detener la
entrada de indocumentados a largo plazo, tiene que realizar inversiones
multimillonarias para crear trabajos para mexicanos en México y
abriendo sus mercados a productos mexicanos.
Sólo una especie de Plan Marshal
para México y América Latina puede eventualmente detener o reducir la
inmigración del sur al norte. Llamémosle el Plan del Aguacate.
Esta guerra del aguacate nos está
abriendo una oportunidad única de cooperación entre México y Estados
Unidos. Es una ruta para el futuro. Y, de paso, todos nos beneficiamos
comiendo durante todo el año la fruta más rica y saludable del mundo.