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miércoles, 7 de abril de 2010

EL DIENTE DE LEON (TARAXACUM OFFICINALIS)

Se trata de una hierba perenne, con leche exudada cuando se cortan sus hojas muy comunes de los terrenos nitrogenados a la orilla de los caminos, en praderas, pastizales, márgenes de los bosques y en sitios perturbados, que se reconoce por su característica flor de color amarillo. Al madurar, forman un globito blanco, y basta un soplo para que se dejen llevar por el aire.

Es originaria de Europa y se naturalizo en todas las zonas templadas del mundo



Algunas Propiedades: Son múltiples las propiedades terapéuticas (diurética, depurativa, desintoxicante, digestiva, colerética, ligeramente laxante, antiinflamatoria) merced a su particular composición química.
Las hojas contienen asparagina, saponina, alcaloides como la taraxicina y principios amargos como la cumarina, ambos últimos, responsables de su particular sabor amargo. La composición química de la raíz es tan compleja como variable, según la estación del año. Como producto de reserva se acumula en ella inulina, la cual alcanza sus valores máximos a fines de verano o en otoño. En análisis químicos llevados a cabo en laboratorio han hallado hasta un 40 % de inulina; pero en primavera, cuando la planta ha echado hojas nuevas, aquella cantidad puede descender a menos del 2 %. En su lugar se encuentran sacarosa, glucosa y otros azúcares.


Son los principios amargos los que tienen la capacidad de actuar en el hígado y en la vesícula, evitando la formación de piedras, e incluso ayudando a disolverlas. Incide ante todo sobre el riñón, facilitando la eliminación de toxinas a través de la orina. En uso externo se muestra muy eficaz para depurar también las impurezas de la piel, debido a su riqueza en beta-caroteno (en mayor proporción que en la zanahoria), que el organismo transforma en vitamina A, vitamina aliada de la piel.


Es una de las plantas que más estimula la producción de orina. De ahí que su uso es muy adecuado en aquellos casos en que resulte interesante eliminar tanto agua, como en aquellos en los que resulta fundamental eliminar toxinas de la sangre y favorecer la expulsión de las piedras del riñón.



La planta entera se come fresca cruda en ensalada (deliciosa con salsa de jugo de limón, aceite de aceituna y huevos cocidos en agua), las hojas cocida en caldo (hay que eliminar el agua de la cocción por eliminar la sabor ligeramente amargosa de la planta; dicen algunos que si se elimina el agua del caldo se tiran al mismo tiempo todos los sales minerales y vitaminas).

En el norte de Europa sigue la tradición culinaria de conservar los botones florales frescos macerados en un vinagre de manzana y de comerlos en botana unos meses después como pikles. Hay también la costumbre de preparar las hojas fresca en lacto fermentación, con un proceso parecido a la choucroute francesa hechas con hojas de repollo; se maceran en sal integral, conservadas en una olla de barro y aromatizadas con frutos fresco de enebro (tascal). Esta preparación alimentar es nutritivamente interesante ya que permite de preservar las vitaminas, las proteínas y los sales minerales y de incrementar, a través del proceso bacteriano de la lacto fermentación, los contenidos de vitaminas A, C y del grupo B.

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